Forma y Función

A fines del siglo XIX el arquitecto americano Louis Sullivan explicó que la forma viene a ser una consecuencia de la función. Sullivan se topó en una época revolucionaria de la construcción pues los avances en la tecnología permitieron que las estructuras internas de hierro se hicieran más baratas y comunes. Esto permitió que las edificaciones crezcan hacia arriba. Estados Unidos se encontraba en una época donde las fuerzas económicas, tecnológicas y el gusto se aglomeraban tan violentamente que era necesario despegarse de los diseños y estilos del pasado. Sullivan al no saber de dónde inspirarse para “cubrir” sus edificios decidió que la forma era el resultado del propósito del edificio. Sullivan ha sido nombrado por algunos como el “padre de los rascacielos” y también es reconocido como el “padre del modernismo” pues su famosa frase e ideología que la forma es dependiente de la funcionalidad se convirtió en un dogma para el modernismo.


El edificio Wainwright uno de los primeros rascacielos diseñado por Sullivan




En la primera década del siglo XX el arquitecto austriaco Adolf Loos proclamó que la ornamentación arquitectónica era un crimen. Los modernistas adoptaron ambas ecuaciones (la forma sigue la función y la ornamentación es un crimen) como normas y alababan la integridad limpia y simple del diseño. Estos dos principios se mezclan y son confundidos pues a veces la ornamentación no es solo decorativa pues puede tener una función como hacer el edificio llamativo para atraer nuevos clientes, señalizar la escala o anunciar su identidad. Mucha de la confusión entre estos dos conceptos se origina en que la ornamentación tradicionalmente partía de una función y luego se convertía en una característica decorativa como por ejemplo las gárgolas en las catedrales góticas.


Las gárgolas cumplían como un desagüe del tejado luego se convirtieron en parte del diseño de catedrales góticas. Gárgola de Notre Dame París.



Uno pensaría que un ingeniero diseña pensando solo en la funcionalidad dejando de lado las ornamentaciones pero Santiago Calatrava arquitecto, ingeniero y escultor ha dejado el mundo de la arquitectura con nuevas interrogantes. La obra de Calatrava se caracteriza por usar su estructura como forma y de esta manera diseñar sus extraños y curvos proyectos. Como nos lo mencionaron en la clase, la arquitectura no debe ser bonita debe ser bella y para cumplir esto todo lo que la conforma debe tener un propósito e integrarse con cada parte formando una armonía total. La obra de Calatrava es criticada alrededor del mundo por muchos factores pero la incongruencia entre la extravagancia de su arquitectura y el limitado propósito al que sirve es uno de los más trascendentes ¿Acaso el diseño decorativo de Calatrava ha perdido su objetivo que viene hacer la función y el confort para el ser humano?


Auditorio de Tenerife